martes, 16 de noviembre de 2010

Conducir en Riyadh

Todos hemos oído hablar de cómo conducen en Italia, en Marruecos, en Egipto…
Bueno yo no he estado en Egipto, pero añadir Arabia.
Los carriles que marcan en las avenidas son solo una orientación. Es decir, si hay tres carriles caben como unos cinco coches. Pues ellos aprovechan el arcén y meten seis. Conducen a milímetros unos de otros. Te pasan por todos lados. Continuamente te van pitando para pasarte aunque sea físicamente imposible.
El tráfico es horrible. Reíros de Madrid, Barcelona o Paris. Ayer fui a coger un taxi, y como me sabía algo del tema, anduve por lo menos dos km, más rápido que los taxis, para ahorrarme media hora de taxi. Eso sí, los taxis son baratos. Por 5 euros te cruzas la ciudad de punta a punta, incluyendo 40  minutos de atasco en que no avanzas nada.
Y hablando de conducir, el jueves 11 me entregaron el coche que voy a utilizar aquí. Pase un mensaje al facebook de mis amigos diciéndoselo, y de risas comenté que a ver cuánto tardaban en rallármelo. Pues bien, 28 horas después, el día 12, tuve mi primer accidente en Riyadh, por suerte sin heridos humanos.
Solo a un extranjero aquí se le ocurre pararse en un semáforo cuando está en ámbar. Claro que depende de a que extranjero. Porque al filipino sin carnet que venía detrás ni se le ocurrió. Total que se empotro debajo. Suerte que llevo el coche insignia del país: un Toyota bien grandote, y este ni se enteró. Pero el probrecico del filipino se quedo sin Hyundai; bueno la compañía de alquiler.
Qué número! Había leído y sido aconsejado, de que si tienes un accidente ni se te ocurra mover el coche, se quede como se quede. Y el pobre filipino también. Total, que dejamos los dos coches en el carril central de una avenida de tres carriles (léase 5 coches y pico a lo ancho) donde la genta pasaba a mas de 100 km/hora.
Mi compañero José María, literalmente estaba acojonado de donde nos habíamos quedado y no sabía dónde meterse. Al filipino no se ocurre otra cosa que dejar la familia dentro, con el peligro inminente de que se empotraran siete coches más por detrás. Me costó media hora que sacara a la familia.
Bueno y nos ponemos a “intentar” llamar a la policía (al 993). Comunicando más de media hora. Cuando al final conseguimos hablar con ellos nos dicen “coming in”, osease: vamos. Lo mismo nos dijeron 15 minutos después. Y lo mismo otros 15 minutos después.
No paso por la zona ni un solo coche de policía, en el centro de Riyadh. Bueno, miento, paso uno pero se hizo el longuis. Era ya tarde para tener que trabajar.
Por cierto que hago un inciso. Este es un país de los que llamaríamos bastante seguro. En materia de delitos o atentados.
Pues no sé como lo hacen porque apenas se ve policía.
Volviendo al tema, a la hora del accidente (allí todos asustados escondiéndonos detrás de los semáforos) llegó el hermano del filipino. Y ya con él, a la hora y media más o menos negociamos marcharnos los dos. Total, él no tenía nada que hacer. Y nos marchamos.
Que rato! Tres días en Riyadh y esperando a la policía: Hablaran inglés? Como nos trataran? Dormiremos en comisaria?
Y yo como documentos del coche con un papelote firmado y sellado por la empresa por todas señas. Claro con estos pensamientos me digo, pues llamo a la embajada, a lo mejor tienen un servicio de emergencias (eran las 10 de la noche). Pues si, a lo mejor. Pero no.
Y mi compañero resulta que de pronto se acuerda de que lleva el teléfono de “emergencias” del ministerio de Asuntos Exteriores para cuestiones consulares, es decir, españoles en apuros en el extranjero. Llamo emocionado, y …. un contestador. Toma ya. Aun así dejo un recado pensando que por lo menos por la mañana me sacarían de chirona. Os han llamado a vosotros? Pues a mí no.
Por cierto, que pasa en España si hay un accidente? Cuanta gente se congrega? Pues aquí ni Dios. Ni el más mínimo caso. Como el que oye llover. Si hay muertos que los entierren.
Antonio

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