Aunque he de decir que sin mi media naranja, o debería decir sin mi corazón.
El asunto del papeleo aquí es complicado. Finalmente he venido a los tres meses de que aceptasen mi candidatura en el trabajo, y todavía no tengo mi visado definitivo. He tenido que venir con un visado de visita.
No digamos la dificultad para una mujer de entrar aquí, con lo que Helenica se ha tenido que quedar todavía una temporada más en España.
Hago esta entrada a una semana ya de haber llegado aquí (llegue el 7 de noviembre), y la verdad es que ya es tarde. Me han pasado tantas cosas que me temo que ahora las relatare un poco desordenadas y seguro que se me olvida alguna. (Perdonad también la falta de algún acento, pero lo que no haga el corrector solo yo no puedo hacerlo. (Tampoco tengo acentos en el teclaco ni "ñ").
Helenica me acompañó al aeropuerto, y aquí podéis ver los 67 kg mínimos de equipaje para un emigrante.
El viaje fue bien y aterrice en Riyadh vía Amman. Me acompañaba mi compañero José María que ha estado conmigo los primeros 5 días. Cosa que se agradece.
Lo primero que hice al presentarme en la empresa al siguiente día (el de mi cumpleaños) fue preguntar por como iba mi contrato y visado definitivo. Respuesta: para que lo quieres, si ya estás aquí trabajando? Contra respuesta: hombre!, no puedo abrir una cuenta bancaria, y no puedo buscar casa. Respuesta: aahhhhh!!! Pues en cuanto volvamos de las vacaciones lo ponemos en marcha y en pocos días lo tienes.
Las vacaciones son la Fiesta de la Peregrinación, que este año son del 11 al 19 de noviembre, y son muy equivalentes a nuestra navidad. Imaginaros cualquier trámite en un ministerio español en navidad. Pues eso.
Otro problema es que mientras yo no tenga permiso definitivo no puedo reclamar a Helena, vía alternativa a la de que la contraten directamente que es bastante largo, para la gente de aquí. Eso sí, preguntes lo que preguntes siempre te responde “mu fin musilla” = “no hay problema”.
El problema con todo esto y mucho más, no es ya solo la burocracia del país, sino la gana de trabajar del personal saudí. Y resulta que el Responsable de todo esto es saudí. En toda la empresa no habrá más de unos poquitos saudíes, hay gente de un montón de países, pero mira, este es saudí, y tela con los saudíes trabajando. Resultado, el día 19 tengo una reunión con el jefe máximo de la empresa para empujar.
Ya había visitado Riyadh en dos ocasiones, y en consecuencia ya me había llevado el shock, sobre todo del trato a las mujeres.
En los restaurantes hay zonas de familias, y de “singles”. En los de tipo McDonald, hay un biombo para separar las mujeres de los hombres al pedir. El 90% solo llevan visible los ojos. No pueden hablar con hombres, salvo con su marido, hermano o hijo, o si el marido le da permiso. Y ya sabéis que no pueden conducir.
No consigo entender como es este el único país con estas condiciones.
Me da un poco de miedo por Helena. Aunque en su momento lo analizamos, va a ser duro. Pero lo superaremos juntos.
Antonio
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